miércoles, 16 de julio de 2014

EMOCIONES EN LA PIEL.

EMOCIONES EN LA PIEL.

del blog  http://saikuhayotravidaposible.blogspot.com.ar/



Foto de Alexey Nikishin


La piel recubre todo mi cuerpo y delimita lo que está “en el interior” y
lo que está “en el exterior”, es decir mi individualidad. Por su superficie, mi
piel es el órgano más importante de mi cuerpo. Es una capa protectora que
delimita con precisión mi espacio vital y que deja translucir fielmente e
inconscientemente mi estado interior. Si soy una persona dulce, también lo
será mi piel. Si es muy grande mi sensibilidad, también mi piel será muy
sensible. Al contrario, si soy más bien duro conmigo mismo o con los demás,
mi piel será también muy dura y espesa. Si está irritada mi piel, hay algo o
alguien en mi vida que me irrita. Una gran inseguridad hace que mi piel sea
húmeda mientras que una piel que transpira mucho evacua las emociones que
retengo y que necesito evacuar. La calidad de mis relaciones con el mundo
exterior estará pues representada por el estado de mi piel.
La piel es como la corteza de un árbol. Nos revela que hay problemas
exteriores o interiores. Aísla las células de mi cuerpo, mis componentes en
cuanto a mi entorno exterior. Si mi piel tiene anomalías, hay muchas
probabilidades de que sea una persona que da mucha importancia a la opinión
de los demás y a lo que pueden decir a mi respecto. Estando poco seguro de
mí mismo y teniendo miedo de estar rechazado o de hacerme herir, voy a
crearme una enfermedad de piel que se volverá “una barrera natural” que
permitirá guardar cierta distancia con mi entorno. La piel es un tejido blando
que está relacionado con la energía mental y por lo tanto expresa mis
inseguridades, mis incertidumbres de aquí la expresión “estar rojo de ira”. Mi
piel puede cambiar de color cuando estoy molesto o cuando puedo sentir
vergüenza. Es pues la línea de demarcación física, mi máscara entre mi
interior y mi exterior. Si mi piel es seca, es que carece de agua. El agua es el
segundo elemento (después del aire) necesario a la vida. Mis relaciones con la
vida son pues secas, áridas. Me bloqueo interiormente en mis relaciones con el
entorno. Puedo tener la sensación de “secarme”. Debo buscar la alegría en mi
comunicación con los demás. La piel muerta que hace copos indica que me
abandono a viejos esquemas mentales. Si tengo granos en la superficie de la
piel, es que expreso exteriormente problemas de relaciones, comunicación con
mi entorno, referente a puntos concretos. Si mi piel muestra signos de
inflamación, entonces no debo estar menos irritado frente a ciertas situaciones
de conflicto interior o exterior. Si mi piel es grasa, es que retengo, conservo
demasiadas emociones para mí. Puedo desear huir de una situación o persona
como si tratasen de atraparme, como la pequeña bola cubierta de aceite que se
quiere coger y que resbala entre los dedos. Debo dejar fluir la energía para que
mis pensamientos negativos puedan desaparecer. Debo mirar con calma,
fríamente las frustraciones que alimento para que mi piel sea más clara y
menos espesa. Cuanto más me vuelvo transparente y verdadero con los demás,
más transparente será mi piel. Una irritación me muestra que hay uno o varios
pensamientos irritantes que suben en la superficie de mi piel y que he de
mirarlas de frente para que dejen de atraer mi atención y molestarme. Cuanto
más sea capaz de apreciar mis cualidades y ofrecerme pequeños dulces, más
mi piel va a “transpirar” este bienestar por su dulzura y su claridad. Cuanto
más sea capaz de comunicar libremente mis emociones, más se relaja y
resplandece mi piel.

MI ROSTRO 

Mi rostro es la primera parte de mi ser que aborda o acoge el universo.
Normalmente, un golpe de vista me da sensaciones sobre alguien según que su
rostro es radiante, luminoso, sonriente o, al contrario, sombrío, irritado, triste.
El rostro se relaciona pues con mi imagen, mi identidad, mi ego. Si quiero
esconder un aspecto de mi personalidad o si me escondo algo a mí mismo,
mi rostro lleva esta máscara también al volverse tenso y con muecas. Del
mismo modo, si me desvalorizo, si critico, si me siento incompetente, si tengo
la sensación que nadie me ama, mi malestar interior se expresa por el aspecto
de la piel de mi rostro que se vuelve llena de granos o que se seca. Una
irritación mental hace la piel imperfecta. Para que se aclaren, se suavicen y se
limpien por sí - mismos los rasgos y la piel de mi rostro, es importante que
limpie primero mi interior y que me quite sentimientos y pensamientos
negativos que mantengo y que deje sitio a más amor, a más comprensión, más
aceptación  y más apertura. Mi rostro se iluminará aún más y ya no tendré
necesidad de llevar máscara.

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