domingo, 31 de agosto de 2014

BENDITO MALDITO AMOR

de Vanessa Cordero Duque



http://www.vanessacordero.com/

Dicen que el amor existe, que se esconde en los tropiezos de almas inquietas, que su aura desvanece las memorias de los que sobreviven perdiendo.... Cuentan que chapotea en la sangre cuajada de los que caminan sin rumbo.

Dicen que en los atardeceres caóticos de estrofas sin dueño se mece sin ser visto, cuentan las leyendas que se mezcla en los ojos de miradas que nunca existieron y que en la incertidumbre de los termómetros de agostos otoñales llora....

Dicen que lo han visto vagabundeando en las orillas del que a pesar de su esquiva presencia cree en su valor, que vive restando horas en calendarios cansados de hojas partidas en dos y que, en ocasiones, incluso él duda de su existir.

Cuentan que ha perdido la confianza en el ser humano, que lo han maltratado oscureciendo su esencia, que han vaciado sus entrañas en los despeinares del sexo sin siquiera mirarlo a él, que le dieron mil patadas y sintió que sobraba en tantas camas desnudas de lo que él ofrecía.....

Dicen que ahora camina mirando al suelo...que le da miedo este extraño existir...Cuentan que su nombre se mezcla en el aire y que saca a pasear la desesperanza de los que aún nos sentimos desiertos en medio de la inmensidad del vivir.


PREMIADA EN SEVILLA


Vanessa Cordero Duque ha obtenido el segundo premio en el Certamen de Poesía y Narrativa Femenina de Cantillana, Sevilla, con su poemario titulado"Prólogo de una soledad perenne" en el cual habla de la nostalgia de la ausencia del sentimiento de amor en su vida.

martes, 19 de agosto de 2014

Tu también puedes hacer la diferencia

Un profesor tenía la costumbre al final
del año escolar de regalar a cada uno
de sus alumnos una cinta púrpura que contenía las palabras:
"Espero haber hecho la diferencia" impresas
en delicada letras de color oro.

Cuando él entregaba personalmente la cinta a cada estudiante,
le explicaba en que forma específica había contribuido
a que esa clase fuera mejor.
Para cada joven tenía algo sincero y único.

Un día se le ocurrió al profesor observar
que impacto tenía esa costumbre en la comunidad.
Para eso, decidió darle a cada estudiante
tres cintas en vez de una, y le dijo a cada alumno
que entregara las otras dos cintas a las personas
que en su opinión habían hecho la diferencia en sus vidas.

Les dijo también a los jóvenes que al entregar
la cinta le dijeran a la persona por qué se la regalaban
y en qué forma el elegido había hecho la diferencia.

Después de esto los estudiantes debían reportar
en la clase cómo había sido la experiencia para cada uno.

Uno de los estudiantes que tenía un trabajo
por horas en un restaurante le dio una cinta a su jefe,
quien era un hombre descuidado ,
que difícilmente apreciaría el honor.

-Yo admiro y agradezco todo lo que usted ha hecho por mí -
le dijo a su jefe y continuó-
yo creo que usted es extraordinariamente creativo
y además es una persona muy justa y generosa,
¿me permitiría ponerle esta cinta púrpura en su chaqueta,
como un símbolo de mi gratitud y mi aprecio hacia usted?

El jefe del muchacho se sorprendió un poco,
pero agradecido aceptó:

-Claro,-dijo éste- ¿por qué no?

-Además -dijo el estudiante- le voy a entregar estas cintas ,
para que usted las comparta de la misma manera,
con quienes hicieron la diferencia en su vida,
tal como yo lo hice con usted.
Esto es parte de una tarea de mi escuela.

-Muy bien -Le respondió el jefe-.

Esa noche el jefe regreso a su casa luciendo la cinta púrpura
en su chaqueta, saludó a su hijo de 14 años
y le contó: -Algo extraño me ocurrió hoy.
Uno de mis empleados me regaló esta cinta.
Mira lo que esta escrito en ella.

"Tu hiciste la diferencia"- decían las letras verdes.

-Además -continuó el padre-, el me dio otra cinta
para compartir con alguien que para mí ha hecho la diferencia,
con alguien muy especial, que significa mucho para mí.

Hijo -siguió diciendo el padre con calidez-,
hoy ha sido un día muy difícil para mí,
pero en el camino a casa me dije a mí mismo
que si hay una persona en mi vida a quien
le daría esta cinta es a ti.

Yo sé que muchas veces soy duro contigo porque
no te va bien en la escuela,
porque tu cuarto es un caos,
porque me contestas en formas desagradables,
pero hijo mío...
-el padre hizo una pausa, bajó la voz
y puso su mano en el hombro del muchacho
- solo quiero decirte que tú y tu mama,
hacen toda la diferencia en mi vida
y me gustaría que aceptes esta cinta,
como un símbolo de mi amor hacia ti.

Yo se que debería decirte con más frecuencia
lo que representas en mi vida, pero te amo
y mi siento muy orgulloso de ti tal y como eres,
eres un muchacho maravilloso".

Tan pronto el padre dejo de hablar,
el hijo se soltó en un ataque de llanto,
el padre lo abrazó en forma acogedora,
mientras acariciaba la cabeza del muchacho,
para tranquilizarlo.

-Perdóname hijo, ¿hice algo mal?

-No papá -contestó el joven-, yo había decidido suicidarme
mañana, yo quería matarme porque yo estaba seguro de que
yo no te gustaba a pesar de que yo hacia lo posible para
agradarte... pero papá, perdóname. Todo ha cambiado ahora."

Raul, Tu también puedes hacer la diferencia,
crea hoy en tu vida la oportunidad para compartir
diciéndoselo a dos personas que para ti han hecho la diferencia,
sé generoso y claro, diles lo que agradeces de ellos en tu vida.

Adelante, con mis mejores deseos.


Feliz semana.


Sólo por hoy elige pensamientos y emociones positivas.
Notarás la diferencia.

Cordialmente,

Carlos Devis 

COSAS QUE PASAN

COSAS QUE PASAN

Nadie salió a despedirme
cuando me fui de la estancia
solamente el ovejero, un perro nomás,
Cosas que pasan.

El asunto, una zoncera,
un simple cambio de palabras,
y el olvido de un mocoso,
del que puedo ser su tata.
Y yo que no aguanto pulgas,
a pesar de mi ignorancia,
ya no mas pedí las cuentas,
sin importarme de nada.

No hubiera pasado esto,
si el padre no se marchara,
pero los patrones mueren,
y después los hijos mandan.
Y hasta parece mentira,
pero es cosa señalada,
que de una sangre pareja,
salga la cría cambiada.

Los treinta años al servicio,
pal’ mozo no fueron nada,
se olvido mil cosas buenas,
por una que salió mala.
Yo me había aquerenciao,
nunca conocí otra casa,
que apegado a las costumbres,
me hallaba en aquella estancia.

Sí hasta parece mentira,
mocoso sin sombra e’ barba
que de guricito andaba,
prendido de mis bombachas.
Por él, le quité a unos teros
dos pichoncitos, malaya!
Y otra vez, nunca había bajao un nido,
y por él gatié las ramas.

Cuando ya se hizo muchacho,
yo le amansé el malacara,
y se lo entregué de riendas,
pa’ que él solo lo enfrenara.
Tenía un lazo trenzao,
que gané en una domada,
pal’ santo se lo osequié,
ya que siempre lo admiraba.

Y la única vez que El patrón,
me pegó una levantada,
fue por cargarme las culpas,
que a él le hubieran sido caras.
Zonceras, cosas del campo,
la tranquera mal cerrada,
y el terneraje e’ plantel,
que se sale de las casas.
Y eso, pal’ finao patrón,
Era cosa delicada.

Y bueno, pa’ que acordarme
de una época pasada,
me dije pa’ mis adentros,
todo eso no vale nada.

Sin mirarnos, arreglamos,
metí en el cinto la plata,
le estiré pa’ despedirme mi mano,
Pa’ que apretara,
y me la dejó tendida,
cosa que yo no esperaba.
Porque ese mozo no sabe,
si un día ha de hacerle falta...

Tranqueando me fui hasta el catre,
alcé un atado que dejara,
y me rumbié pal’ palenque,
echándome atrás el ala.
Ensillé, gané el camino,
pegué la ultima mirada
al monte, al galpón, los bretes,
el molino, las aguadas,

De arriba abrí la tranquera,
eche el pañuelo a la espalda,
por costumbre, prendí un negro,
talonié mi moro Pampa,
y ya me largué al galope,
chiflando como si nada.

Nadie salió a despedirme
Cuando me fui de la estancia,
Solamente el ovejero, un perro nomás,
Cosas que pasan.

Poema de Don Víctor Abel Jiménez
Musica de Jose Larralde

VÍCTOR ABEL GIMÉNEZ…  “EL VASCO”.




Muchos galardones ha ganado Víctor Abel Giménez en su larga trayectoria como autor poeta y periodista, un defensor permanente de nuestro patrimonio folklórico. Pero el más importante es el de perdurar con  cada una de sus  canciones en la memoria colectiva de nuestro pueblo .Muchas de sus más de 200 canciones casi íntegramente dedicadas al repertorio surero tienen la particularidad que en cada trazo de su pluma se refleja la vida y los personajes que habitaban en la zona.  Así desfilan “El pampa Rosendo”, “Un peón, Segundo Molina”,”Pulpería La colorada”, “Le decían Vidalita”, “Las mellizas” entre otros.

Su nombre pasó a ser recuerdo, cuando el  público lo reconoce simplemente   por “El vasco”, debido al cariño que supo granjearse como animador de festivales en Victorica, Lobería, Leones o el Festival de doma y folklore de Villa María. El recitado lo tuvo entre los elegidos, mientras creaba programas de neto corte nativista en radio y televisión tanto como guionista o conductor. Libretista de “Surcos estelares Hanomag” en radio El mundo, “Fiestas gauchas de La hoja” en radio Belgrano y Splendid, todos ciclos señeros en el género.

Verborrágico pese a su octogenaria edad, siempre orgulloso de su nacencia y heredad  siempre presenta en primer lugar a su pueblo, cuna de un amor inquebrantable a nuestras tradiciones.

-Yo nací en un pueblo de campaña que llamaban Arbolito. Gracias a Reguera, quien le puso música  a la canción hace muchos años que  la gente tomó conocimiento que había un pueblo en la geografía bonaerense que se era llamado así por sus habitantes porque en los mapas nunca recibió esa denominación.  Cuentan que mi abuelo cada vez que venía de su chacra en el campo, ensillaba y anunciaba –“Me voy a  Arbolito”- nunca decía –“Voy a Coronel Vidal”-   Tal vez ese recuerdo me haya impulsado a tomarme el atrevimiento de hacer la huella titulada “Soy de Arbolito”.  Siempre me pareció más humilde que afirmar “Soy de Coronel Vidal”-.

-Hace unos años lo han rebautizado en los carteles.

-Sí un día un  intendente (hoy fallecido), me llama en Vidal y me dice sonriente - “Se te cumple un viejo anhelo”- ¿Cuál será? Me pregunté yo.-“Vasco, siempre quisiste que se  llame Arbolito el pueblo…Bueno, acaban de aprobar la ordenanza para que se lo denomine Coronel Vidal y entre paréntesis Arbolito”-Imagínese que alegría después de tantos años poder pertenecer a un pueblo donde su nombre perduró en la memoria de la gente y no en el que dicen los mapas. Aunque me radiqué en Mar del Plata, no paré hasta ir a vivir al campo durante 6 años.   Ansiaba ver el amanecer, disfrutar como las sombras iban escapándose para hundirse vaya a saber donde, ocuparme de todas las tareas a que está abocado el paisano de campo y a eso le debo….una hermosa hernia de disco. Todo por hacer trabajos que tendría que haber hecho 30 años antes (se ríe abiertamente)

-Sus canciones son vivencias…

-¡Seguro! Algunas que el destino me hizo vivir y otras por involucrarme en las que vivieron otros. Todo está indicado en la vida. Si le hice versos al carrero  por ejemplo es porque he visto a alguien llevar esa profesión con tanto orgullo que me emocionó o yo he probado la experiencia.  Me parece muy atrevido hacer una zamba si ser del norte o una tonada sin ser de Cuyo, pero si esta se hace con el respeto y la gracia de ser argentino es aceptable.

-¿Le gustaría escuchar más recitadores en los medios?

-Más me gustaría que salgan nuevos decidores, no recitadores.  Yo aprendí a decir no a recitar. Hay muchísima poesía criolla que no llegó a la grabación.  Le estoy diciendo con la sapiencia que me dan los años.

-¿Pensó en escribir  un libro sobre esas experiencias?

-¡Ah! Si otro lo puede escribir,  (se ríe), yo hablo diez días seguidos. Pero no es una tarea fácil porque yo voy contando anécdotas a medida que las recuerdo, sin un orden cronológico, y termina siendo un rompecabezas. Quien sabe…

-¿Conoció a Abel Fleury?

- Sí.  Nos unía un amigo común de apellido Carlomagno.  Lo conocí cuando Abel era guitarrista de Fernando Ochoa, pionero si los hubo en el folklore. Hacía un programa que iba los jueves a la noche y los domingos a la mañana donde se reunían todos los folkloristas de esa época: Martínez –Ledesma, las Hermanas Simón entre otros.  Abel Fleury con su guitarra era respaldo de la poesía que decía Ochoa. Un día Abel cayó por mis pagos a saludar a Carlomagno y a pedirle que le busque alojamiento porque había llevado el escuadrón y por ahí escaseaba. Un día me lleva Carlomagno y le dice -“Acá te traigo un muchacho que le gusta cantar, digamos que le gusta mucho la música como arte…y es de buena familia”- un agregado importante en ese tiempo para la presentación. Imagínese a los 18 años uno tiene aquello de la inocencia. Yo me conformaba con ir a cebarle mate.  Un día el estaba tocando su guitarra en la pieza, me animé y le dije-“Don Abel, profesor, maestro yo sé un tango suyo”-“¡Ah! ¿Sí? “-me dijo y empezó a hacer acordes y yo a cantarlo entero.   Y el siguió después con sus acordes.  Claro después me quería colgar de un árbol. Don Abel fue una de las grandes guitarras argentinas que se hicieron un lugar en  todo el mundo. En algunos países hasta se siguen sus métodos. Pasó el tiempo y fui a verlo a un teatro donde quise saber porque no tocaba nada suyo -“Porque toco Tárrega o Sagreda- me contestó-Y usted ¿se sigue acordando la letra de mi tango?”-   Yo quería que me tragase la tierra… no había olvidado la anécdota.

- De los compositores que le han puesto música a sus poemas ¿tiene alguno preferido?

-A todos los poemas los he hecho con el mismo amor a nuestras tradiciones.   Por ninguno tengo preferencia.  Siento que dejé en ellos la más pura emoción del momento.  Así Daniel Reguera, Merlo, Larralde, ArgentinoLuna, Justo Morales, Pedro Herrera o Domingo Prat por nombrarle algunos supieron encadenar sus melodías a mis poemas. Con ellos me siento hermanado en el secreto de la creación.

- Incursionó en muchos medios

-¡Ah! Que tiempos. Trabajé muchísimo en diferentes medios con el mismo empeño de difundir nuestra cultura nacional.  Cuando uno ama y conoce profundamente lo que hace es más fácil encadenar el tiempo para realizar  cuanto uno se propone.   Me gustaría que la juventud mire nuestros trabajos y afiance sus pasos en el folklore sin dejarse influir por todo aquello que no pertenece a nuestro patrimonio nacional.                                                     
SENDA FOLCLORICA         
CARLOS Y GRACIELA ARANCIBIA