Un profesor tenía la costumbre al final
del año escolar de regalar a cada uno
de sus alumnos una cinta púrpura que contenía las palabras:
"Espero haber hecho la diferencia" impresas
en delicada letras de color oro.
Cuando él entregaba personalmente la cinta a cada estudiante,
le explicaba en que forma específica había contribuido
a que esa clase fuera mejor.
Para cada joven tenía algo sincero y único.
Un día se le ocurrió al profesor observar
que impacto tenía esa costumbre en la comunidad.
Para eso, decidió darle a cada estudiante
tres cintas en vez de una, y le dijo a cada alumno
que entregara las otras dos cintas a las personas
que en su opinión habían hecho la diferencia en sus vidas.
Les dijo también a los jóvenes que al entregar
la cinta le dijeran a la persona por qué se la regalaban
y en qué forma el elegido había hecho la diferencia.
Después de esto los estudiantes debían reportar
en la clase cómo había sido la experiencia para cada uno.
Uno de los estudiantes que tenía un trabajo
por horas en un restaurante le dio una cinta a su jefe,
quien era un hombre descuidado ,
que difícilmente apreciaría el honor.
-Yo admiro y agradezco todo lo que usted ha hecho por mí -
le dijo a su jefe y continuó-
yo creo que usted es extraordinariamente creativo
y además es una persona muy justa y generosa,
¿me permitiría ponerle esta cinta púrpura en su chaqueta,
como un símbolo de mi gratitud y mi aprecio hacia usted?
El jefe del muchacho se sorprendió un poco,
pero agradecido aceptó:
-Claro,-dijo éste- ¿por qué no?
-Además -dijo el estudiante- le voy a entregar estas cintas ,
para que usted las comparta de la misma manera,
con quienes hicieron la diferencia en su vida,
tal como yo lo hice con usted.
Esto es parte de una tarea de mi escuela.
-Muy bien -Le respondió el jefe-.
Esa noche el jefe regreso a su casa luciendo la cinta púrpura
en su chaqueta, saludó a su hijo de 14 años
y le contó: -Algo extraño me ocurrió hoy.
Uno de mis empleados me regaló esta cinta.
Mira lo que esta escrito en ella.
"Tu hiciste la diferencia"- decían las letras verdes.
-Además -continuó el padre-, el me dio otra cinta
para compartir con alguien que para mí ha hecho la diferencia,
con alguien muy especial, que significa mucho para mí.
Hijo -siguió diciendo el padre con calidez-,
hoy ha sido un día muy difícil para mí,
pero en el camino a casa me dije a mí mismo
que si hay una persona en mi vida a quien
le daría esta cinta es a ti.
Yo sé que muchas veces soy duro contigo porque
no te va bien en la escuela,
porque tu cuarto es un caos,
porque me contestas en formas desagradables,
pero hijo mío...
-el padre hizo una pausa, bajó la voz
y puso su mano en el hombro del muchacho
- solo quiero decirte que tú y tu mama,
hacen toda la diferencia en mi vida
y me gustaría que aceptes esta cinta,
como un símbolo de mi amor hacia ti.
Yo se que debería decirte con más frecuencia
lo que representas en mi vida, pero te amo
y mi siento muy orgulloso de ti tal y como eres,
eres un muchacho maravilloso".
Tan pronto el padre dejo de hablar,
el hijo se soltó en un ataque de llanto,
el padre lo abrazó en forma acogedora,
mientras acariciaba la cabeza del muchacho,
para tranquilizarlo.
-Perdóname hijo, ¿hice algo mal?
-No papá -contestó el joven-, yo había decidido suicidarme
mañana, yo quería matarme porque yo estaba seguro de que
yo no te gustaba a pesar de que yo hacia lo posible para
agradarte... pero papá, perdóname. Todo ha cambiado ahora."
Raul, Tu también puedes hacer la diferencia,
crea hoy en tu vida la oportunidad para compartir
diciéndoselo a dos personas que para ti han hecho la diferencia,
sé generoso y claro, diles lo que agradeces de ellos en tu vida.
Adelante, con mis mejores deseos.
Feliz semana.
Sólo por hoy elige pensamientos y emociones positivas.
Notarás la diferencia.
Cordialmente,
Carlos Devis
del año escolar de regalar a cada uno
de sus alumnos una cinta púrpura que contenía las palabras:
"Espero haber hecho la diferencia" impresas
en delicada letras de color oro.
Cuando él entregaba personalmente la cinta a cada estudiante,
le explicaba en que forma específica había contribuido
a que esa clase fuera mejor.
Para cada joven tenía algo sincero y único.
Un día se le ocurrió al profesor observar
que impacto tenía esa costumbre en la comunidad.
Para eso, decidió darle a cada estudiante
tres cintas en vez de una, y le dijo a cada alumno
que entregara las otras dos cintas a las personas
que en su opinión habían hecho la diferencia en sus vidas.
Les dijo también a los jóvenes que al entregar
la cinta le dijeran a la persona por qué se la regalaban
y en qué forma el elegido había hecho la diferencia.
Después de esto los estudiantes debían reportar
en la clase cómo había sido la experiencia para cada uno.
Uno de los estudiantes que tenía un trabajo
por horas en un restaurante le dio una cinta a su jefe,
quien era un hombre descuidado ,
que difícilmente apreciaría el honor.
-Yo admiro y agradezco todo lo que usted ha hecho por mí -
le dijo a su jefe y continuó-
yo creo que usted es extraordinariamente creativo
y además es una persona muy justa y generosa,
¿me permitiría ponerle esta cinta púrpura en su chaqueta,
como un símbolo de mi gratitud y mi aprecio hacia usted?
El jefe del muchacho se sorprendió un poco,
pero agradecido aceptó:
-Claro,-dijo éste- ¿por qué no?
-Además -dijo el estudiante- le voy a entregar estas cintas ,
para que usted las comparta de la misma manera,
con quienes hicieron la diferencia en su vida,
tal como yo lo hice con usted.
Esto es parte de una tarea de mi escuela.
-Muy bien -Le respondió el jefe-.
Esa noche el jefe regreso a su casa luciendo la cinta púrpura
en su chaqueta, saludó a su hijo de 14 años
y le contó: -Algo extraño me ocurrió hoy.
Uno de mis empleados me regaló esta cinta.
Mira lo que esta escrito en ella.
"Tu hiciste la diferencia"- decían las letras verdes.
-Además -continuó el padre-, el me dio otra cinta
para compartir con alguien que para mí ha hecho la diferencia,
con alguien muy especial, que significa mucho para mí.
Hijo -siguió diciendo el padre con calidez-,
hoy ha sido un día muy difícil para mí,
pero en el camino a casa me dije a mí mismo
que si hay una persona en mi vida a quien
le daría esta cinta es a ti.
Yo sé que muchas veces soy duro contigo porque
no te va bien en la escuela,
porque tu cuarto es un caos,
porque me contestas en formas desagradables,
pero hijo mío...
-el padre hizo una pausa, bajó la voz
y puso su mano en el hombro del muchacho
- solo quiero decirte que tú y tu mama,
hacen toda la diferencia en mi vida
y me gustaría que aceptes esta cinta,
como un símbolo de mi amor hacia ti.
Yo se que debería decirte con más frecuencia
lo que representas en mi vida, pero te amo
y mi siento muy orgulloso de ti tal y como eres,
eres un muchacho maravilloso".
Tan pronto el padre dejo de hablar,
el hijo se soltó en un ataque de llanto,
el padre lo abrazó en forma acogedora,
mientras acariciaba la cabeza del muchacho,
para tranquilizarlo.
-Perdóname hijo, ¿hice algo mal?
-No papá -contestó el joven-, yo había decidido suicidarme
mañana, yo quería matarme porque yo estaba seguro de que
yo no te gustaba a pesar de que yo hacia lo posible para
agradarte... pero papá, perdóname. Todo ha cambiado ahora."
Raul, Tu también puedes hacer la diferencia,
crea hoy en tu vida la oportunidad para compartir
diciéndoselo a dos personas que para ti han hecho la diferencia,
sé generoso y claro, diles lo que agradeces de ellos en tu vida.
Adelante, con mis mejores deseos.
Feliz semana.
Sólo por hoy elige pensamientos y emociones positivas.
Notarás la diferencia.
Cordialmente,
Carlos Devis
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